jueves, 25 de febrero de 2010

DE GRIEGOS Y ROMANOS (2): OMNIA NOVIT GRAECVLVS ESVRIENS.




Un comentario del amigo Ricardo me ha recordado que yo suelo empezar el curso leyendo a los alumnos este divertidísmo texto de Juvenal sobre los tópicos que hemos heredado de los griegos (falsedad, charlataneria, rijosidad, homosexualidad)... ¡luego hay que ir rebatiéndolos todos a lo largo del curso, claro! :)


Cuál es ahora la nación que les cae mejor a nuestros ricos y de quiénes sobre todo huyo, enseguida lo voy a revelar sin que me estorbe ningún reparo: no puedo soportar, quirites, una Roma griega. Aunque, ¿qué porción de esta escoria son aqueos? (...)Este dejó la alta Sición, éste en cambio Amidón, éste Andró, aquél Samos, éste Trales o Alabandos para dirigirse a las Esquilias o a la colina que del mimbre toma nombre y ser allí las entrañas de las grandes casas y sus futuros señores. Ingenio rápido, osadía desenfrenada, elocuencia lista y más torrencial que la de Iseo. Declara qué cosa crees que es ése. Cualquier personalidad trae consigo ante nosotros: maestro, profesor, agrimensor, pintor, masajista, adivino, funambulista, médico, hechicero, todo lo sabe un grieguecillo hambriento: mándale subir al cielo y allá que se irá. No era en definitiva moro ni sármata ni tracio el que se puso alas, sino nacido en medio de Atenas. ¿No evitaré yo la púrpura de esta gente? ¿Firmará antes que yo y se recostará en asiento más preeminente uno transportado a Roma por los mismos vientos que las ciruelas y los higos lo son? ¿Tan poco valor tiene que nuestra niñez respirara los aires del Aventino y se alimentara con aceitunas sabinas? ¿Qué decir cuando esta gente, tan avispada a la hora de adular, se pone a alabar la elocuencia del inculto, la cara del amigo feo, y equipara el largo cuello del tullido con la cerviz de Hércules cuando mantiene lejos de la tierra a Anteo, se pasma ante una voz chillona, peor que la cual no suena ni la del marido de la gallina cuando la pisa? Estas mismas cosas se nos permite a nosotros también alabarlas, pero se les cree a ellos. ¿O es que hay mejor comediante cuando interpreta a Tais, a la esposa o a Doris la que no viste camisilla? Porque es que hablando parece propiamente una mujer, no un actor; dirías que debajo de su barriguita lo tiene todo vacío y liso y con la abertura de su pequeña raja. Y sin embargo no será allí de admirar un Antíoco ni lo será un Estratocles o un Démetrio a la par que un blando Hemo: la nación es comediante. Te ríes: con más recias carcajadas se agita; llora si ve lágrimas en el amigo, sin sentir pena; si encargas un braserillo en tiempo de frío, se pone su gabán; si dices «qué calor», se echa a sudar. No estamos por tanto a su altura: es mejor el que siempre y en cada instante del día y de la noche puede poner la cara según la cara del otro, dispuesto a chocar las manos y felicitar al amigo si eructa bien, si mea fuerte, si su escupidera dorada dejó oír un gorgoteo desde su fondo al volcarla. Además no hay nada intocable y seguro para su entrepierna, ni la señora de su casa, ni la hija doncella, ni el mismo novio todavía lampiño, ni el hijo antes pudoroso; sí ninguno de éstos está a disposición, tumba a la abuela de su amigo.

También en latín, por si hay algún fiera...


Quae nunc divitibus gens acceptissima nostris
et quos praecipue fugiam, properabo fateri,
nec pudor obstabit. non possum ferre, Quirites,
Graecam urbem. quamvis quota portio faecis Achaei?
iam pridem Syrus in Tiberim defluxit Orontes
et linguam et mores et cum tibicine chordas
obliquas nec non gentilia tympana secum
vexit et ad circum iussas prostare puellas.
ite, quibus grata est picta lupa barbara mitra.
rusticus ille tuus sumit trechedipna, Quirine,
et ceromatico fert niceteria collo.
hic alta Sicyone, ast hic Amydone relicta,
hic Andro, ille Samo, hic Trallibus aut Alabandis,
Esquilias dictumque petunt a vimine collem,
viscera magnarum domuum dominique futuri.
ingenium velox, audacia perdita, sermo
promptus et Isaeo torrentior: ede quid illum
esse putes. quemvis hominem secum attulit ad nos:
grammaticus, rhetor, geometres, pictor, aliptes,
augur, schoenobates, medicus, magus, omnia novit
Graeculus esuriens: in caelum iusseris ibit.
in summa non Maurus erat neque Sarmata nec Thrax
qui sumpsit pinnas, mediis sed natus Athenis.
horum ego non fugiam conchylia? me prior ille
signabit fultusque toro meliore recumbet,
advectus Romam quo pruna et cottana vento?
usque adeo nihil est quod nostra infantia caelum
hausit Aventini baca nutrita Sabina?
Quid quod adulandi gens prudentissima laudat
sermonem indocti, faciem deformis amici,
et longum invalidi collum cervicibus aequat
Herculis Antaeum procul a tellure tenentis,
miratur vocem angustam, qua deterius nec
ille sonat quo mordetur gallina marito?
haec eadem licet et nobis laudare, sed illis
creditur. an melior cum Thaida sustinet aut cum
uxorem comoedus agit vel Dorida nullo
cultam palliolo? mulier nempe ipsa videtur,
non persona, loqui: vacua et plana omnia dicas
infra ventriculum et tenui distantia rima.
nec tamen Antiochus nec erit mirabilis illic
aut Stratocles aut cum molli Demetrius Haemo:
natio comoeda est. rides, maiore cachinno
concutitur; flet, si lacrimas conspexit amici,
nec dolet; igniculum brumae si tempore poscas,
accipit endromidem; si dixeris "aestuo," sudat.
non sumus ergo pares: melior, qui semper et omni
nocte dieque potest aliena sumere vultum
a facie, iactare manus laudare paratus,
si bene ructavit, si rectum minxit amicus,
si trulla inverso crepitum dedit aurea fundo.
Praeterea sanctum nihil aut ab inguine tutum,
non matrona laris, non filia virgo, nec ipse
sponsus levis adhuc, non filius ante pudicus.
horum si nihil est, aviam resupinat amici.



martes, 16 de febrero de 2010

DE GRIEGOS Y ROMANOS


La ficha de hoy son unas reflexiones (poco serias) a cuenta del visionado del peplum cañí El triunfo de los diez gladiadores (1965).

De las matinés cinematográficas dominicales a las que acudía en mi infancia (dos películas por cien pesetas y sálvese quien pueda), entre tanta obra maestra de cine marcial coreano y desopilante producción japonesa de ciencia-ficción, recuerdo con especial cariño las películas de griegos y romanos… o simplemente de romanos, que decíamos, por aquello de abreviar.

Se trataba de películas muy instructivas de las que salías con una serie de conceptos muy claros sobre la cultura grecolatina: los romanos y los griegos eran unos señores musculosos con perfectos cortes a navaja que andaban en falditas y con sus aceitosos torsos depilados siempre desnudos (ahora que lo pienso, no sé si estas películas eran las más adecuadas para dirigir nuestras incipientes libidos). Las romanas y las griegas eran una señoras hembras siempre endomingadas como cabareteras de los 50 (ya podían estar en medio de la erupción del Vesubio, que no se les corría el rimel), de bustos generosos y sujetadores puntiagudos, y que se dedicaban indefectiblemente a enervar al Maciste de turno (quien para colmo tenía la irritante manía de resistirse a la tentacion y de volverse con su novia de toda la vida, un deslavada rubia nada cocot y vestida, esta sí, a la ultima moda de la Apulia, id est, con la pelleja de algún mamífero indeterminado). Aunque no se puede negar que fue el primer género cinematogréfico en realizar la igualdad de los sexos: tanto el héroe como la heroina enseñaban la misma proporción de muslamen.

Ahora bien, lo que nunca sacábamos en claro era si habíamos visto una película de griegos o de romanos: ambos se dedicaban, al parecer, a vestirse con las sabanas en las que acababan de dormir, a comer aceitunas y a descender, por alguna inexplicable razón, al fondo de los Infiernos cuando no estaban entrenándose para el pentatlón.

Por supuesto, había muchas pistas en los títulos para los mas espabilados, El coloso de Rodas, El león de Corinto, La batalla de Maratón… pero una cosa era zamparte las pasas de Corinto y otra muy distinta localizar en el mapa la orgullosa metrópolis productora de los susodichos frutos secos. Además, yo era pésimo en geografía y siempre suspendia los temibles mapas blancos… merecidamente, desde luego. Siempre he dicho que no se puede llegar a ser una persona decente sin conocer los nombres de los ríos de China.

La cosa, además, no parecía tener visos de aclararse en el insti. Siempre se hablaba de cultura grecolatina, así, en feliz coyunda. Se incluían los dos idiomas bajo la denominación de lenguas clásicas y las impartía una misma señora dentro de un único seminario que, como todos los seminarios de clásicas de los institutos, era como la Atlántida: todos decían que existía pero nadie sabía localizarlo con precisión.

Pero omnia mutat tempus y con los años me ha acabado sorprendiendo mucho esta identificación. No sólo la cultura romana es muy distinta de la griega, sino que tengo la sensación de que sería muy difícil encontrar dos culturas tan diferentes.

Los romanos tenían como meta sus valores tradicionales de familia, religión y ejército. El buen romano (el romano ideal, al menos) era un campesino dueño absoluto de su familia, educador de sus hijos, piadoso y temeroso de los dioses y soldado con afán universal. Los griegos, sin embargo, ponían muy por encima de la familia el éxito social, se casaban más que nada para tener herederos, excluían a sus mujeres de los actos familiares (o las tenían apartadas), enviaban a sus hijos a las escuelas y se dedicaban a ganarse los méritos para aparecer inscritos en alguna lista oficial de beneficiarios del Estado. Es sabido que Esquilo estaba más orgulloso de haber luchado en Maratón, Salamina y Platea que de todas sus tragedias. Una de las anécdotas que en el instituto más me causó la admiración del esprit griego es cuando en el momento de su muerte Sócrates decide expulsar de la celda a su mujer y sus hijos por ser unos chapas y compartir los últimos momentos de vida con sus discípulos y amigos. Hoy en día nos resultaría impensable una escena así en un hospital, pero no por ello hay que considerar a Sócrates como un desnaturalizado, sino intentar comprender los valores de los ciudadanos de aquellas orgullosas πολεις.

Respecto a la religión, los romanos llegaban a unos extremos que a nosotros hoy en día nos parecen talibanescos: si los pollos sagrados no comían no había batalla, el infierno de tabúes que tenían que pasar los Pontífices Máximos no se lo deseas ni a tu peor enemigo, los castigos a las vestales por algún inocente affaire recuerdan a la Inquisición, etc. Los griegos, por su parte, no tenían ni sacerdotes ni libros sibilinos ni colegios de vírgenes sacrificadoras (o sacrificadas, llegado el caso), pero sí un concepto muy “Hollywoodiano” de su religión. Montaban el chiringuito períptero y el desfile popular, excusa para comilonas y despelotes varios o se iban “religiosamente” al teatro a reírse con una comedia de Aristófanes y a tirar verduras al actor que cometía el error imperdonable de confundir un dáctilo con un troqueo (un mal día lo tiene cualquiera). Hay muchos libros que cuestionan si los griegos creían verdaderamente en sus dioses (en sus oficiales, al menos, por no entrar en los misterios iniciáticos) y es un hecho claro que la religión es una de las pocas cosas que los griegos no exportaron en masse a otros culturas. Muchos pueblos (como judíos o celtas) la veían como algo bastante infantil y ridículo con sus relatos repletos de rijosidades y dioses con cuerpos danone que no se tomaban muy en serio ni los griegos con un mínimo de educación. Era gente demasiado lógica para misticismos y, además, dotada de una envidiable ironía y joie de vivre. Y ya se sabe que el fanatismo religioso y el sentido del humor son virtudes que se poseen en cantidades inversamente proporcionales. También me llama mucho la atención la manera en que cristianos romanos y ortodoxos celebran las mismas fiestas religiosas. Nosotros la Semana Santa la centramos en el sufrimiento y la muerte de Jesús con imágenes sangrientas, penitentes descalzos y flagelantes… cosas que alucinan a los griegos, que se limitan a celebrar la resurrección tirando (a lo bestia) petardos y celebrando un picnic popular. No es que sean gentes superficiales, sino que priva el aspecto social sobre el doctrinal.

Finalmente, en el tema militar ¿qué se puede decir de las invencibles legiones romanas que no se haya dicho ya? Si eras un bárbaro y las veías venir, ya podías correr en la otra dirección. Los griegos, sin embargo, eran un desastre como militares. Siempre se citan las batallas de Maratón y Salamina porque no ganaron otras en toda su Historia. No era un pueblo con afanes militaristas ni imperialistas y preferían colonizar y comerciar para eso tan de hoy en día, salir de las crisis. No es el belicoso Aquiles el héroe que mejor representa al pueblo griego sino aquel Odiseo fecundo en tretas… y aún así, seguro que los atenienses de época clásica que escuchaban sus aventuras le consideraban un bruto de mucho cuidado ¡cargarse a todos los pretendientes para recuperar su hacienda! Un ateniense como Dios manda los habría llevado a juicio y, además de recuperar su casa…¡se habría quedado con la de los acusados! En el interim, claro, pronunciaría un bonito discurso enumerando todas las liturgías que había realizado por el Estado y demas batallitas de la mili, repleto de montones de ὦ ἄνδρες δικασταί estratégicamente colocados. Los romanos también eran excelentes organizadores y finos políticos. Los griegos, unos políticos patéticos. La época de Demóstenes, por ejemplo, solo puede compararse a una Europa de Bismarck en miniatura con la honrosa diferencia, eso sí, de que, al igual que en la Italia del Renacimiento, los logros literarios y los políticos parecerían ir curiosamente en direcciones diametralmente opuestas. Sólo hay que echar un vistazo a la terrible situación actual de Grecia para darse cuenta de que los griegos han seguido siendo fieles a su tradición de políticos inútiles. Y como este apartado no se puede pasar sin citar a Alejandro (siempre te encuentras con gente que admira a estos militares-carniceros tipo Alejandro, César o Napoleón sin saber muy bien por qué), simplemente decir que para el propio Demóstenes no era más que un bárbaro y que Aristóteles lo consideró su mayor fracaso a la hora de hacer de él un hombre civilizado (es decir, un griego, que son términos sinónimos). Por cierto, no es raro que el poco griego Alejandro tuviera como ideal al bruto Aquiles.

Y ahora que ha salido el tema de los discursos, también sería muy difícil encontrar dos idiomas más antagónicos que el griego y el latín. El latín busca la brevedad, la concisión, el concepto y el epigrama. Es el idioma ideal para la divisa heráldica y la máxima. El griego tiende a la ampliación infinita de los sintagmas, al hendiadis, a la presentación agonal de conceptos contrarios. El griego es el Mozart de los idiomas. Al igual que el genial austriaco, gusta de las eternas reduplicaciones, las variaciones ingeniosas y, sobre todo, las falsas codas y los finale inesperados y lúdicos. Todo esto se consigue con métodos muy sencillos como el uso de partículas que, además de evitar esos hiatos que tanto espantan al griego, organizan los sintagmas de manera lógica; el artículo, ese verdadero demiurgo de la sintaxis griega (vital en griego, pero innecesario en la brevitas latina) y, sobre todo, el uso generalizado de los participios en lugar de oraciones subordinadas que permiten una identificación inmediata y sin problemas con los sintagmas ampliados. Solo hay que ver lo poco confuso que resulta un autor como Demóstenes, verdadera apoteosis de la amplificación, algunos de cuyos periodos no caben –literalmente- en una página mientras que en latín para entender uno de esos periodos ciceronianos hace falta ser… Cicerón. Por usar un símil que entenderán los viejos aventureros informaticos, el griego es la versión verbose de la aventura y el latín la non verbose.

Todas estas diferencias hacían que los romanos no vieran con muy buenos ojos a los griegos y ya que la imagen que hemos heredado de ellos depende en gran medida de la visión que nos transmitieron estos nobles nietos de Rómulo, son culpables en parte de la fama que los griegos han tenido de pederastas, embaucadores, maestros del sablazo, engañabobos y galloferos de todo pelaje y condición. Pero, ¡ay! La Historia siempre se toma su venganza y los romanos se estarán ahora retorciendo en sus tumbas al ver la imagen que la cultura popular venida de Hollywood ha impuesto de pueblo tan moralista: anfiteatros, masacres, orgías y despelote indiscriminado. ¿Cómo demonios tuvieron tiempo, me pregunto yo, para construir todos esos impresionantes restos romanos que quedan por Europa, Africa y Asia? Para más inri, los causantes de tal infamia han sido sus herederos del imperio universal, esos padres de la patria transoceánicos que no se han cortado un pelo en copiar capitolios, panteones, águilas imperiales y, por supuesto, los valores de familia, religión y ejército a los que han añadido –prueba irrefutable de que las ciencias avanzan que es una barbaridad, como dice el señor Hilarión- la tarta de manzana de la abuela. Les queda todavía por copiar toda la literatura latina. Esperaremos sentados.

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Así que, de verdad me pregunto que pensarían estos pueblos sobre nuestra manía de meterlos en el mismo pack. Los romanos, supongo, se indignarían no poco de que los empaquetáramos con semejante bohemia y los griegos se tomarían con una cierta ironía condescendiente el hecho de que se les mezclara con semejante atajo de garrulos.

En definitiva, que romanos sí, griegos sí, juntos sí, pero revueltos no… excepto en las películas de romanos. Ahí que no me toquen nada, ni decorados cartón-piedra, ni ambiente campy, ni estética de cómic, ni anacronismos tamaño Coliseo, ni volatines o acrobacias, ni truhanesas sicalípticas… incluso ni a los forzudos de torso desnudo en falditas. La nostalgia tiene también sus tiranías.

(Las ilustraciones de los carteles están sacadas de este estupendo blog)


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viernes, 12 de febrero de 2010

OPOSICIONES DE MIERDA


NOTA: Si entras en este blog a aprender algo de griego, no leas esta entrada. Es una simple excusa para liberar el exceso de bilis.


Se convocan para este año oposiciones en el País Vasco y, como cantan los griegos, ο κοσμάκης τα έχει χάσει. Ahora bien, si esto es verdad, no es menos cierto que los simpáticos e inoperantes burócratas organizadores τα έχουν χέσει pero bien...

Entiendo que no existe una necesidad real de sacar las tres o cuatro plazas de griego que han salido, que todos son pactos, prepactos y postpactos gobierno-sindicatos y demás. Pero aún así, ¡Cuál no ha sido mi sorpresa al enterarme que no (repito, NO) se exige conocimiento de griego o latín para ser funcionario en una plaza de profesor de secundaria de griego y latín! La prueba de traducción con y sin diccionario ha sido eliminada y el examen consistirá en un examen teórico sobre temas de esos que damos en clase todos los días: la pervivencia del locativo en el griego clásico, el acusativo desde el indoeuropeo al griego de Plotino, fonética (tema siempre apasionante) histórica del griego, la subordinadas finales en pseudo-Plutarco y demás CHORRADAS filológicas.

Y lo que más de jode de todo es que yo encima indignadísimo y la gente como unas castañuelas. Yo con mis filípicas de seminario en plan "quousquetandem..." y ellos “De maravilla, oye, que yo no abría un libro de griego desde que me licencié” y “¡Jo, si tengo que traducir Tucídides ahora... !” Y de mientras, se abre la veda para que se apunten quien quiera (cosa que ya está pasando, lo sé de buena tinta)... total, es una plaza de griego, no vale para nada, cualquiera puede darlo. Ahora bien, cuando esa gente saque la plaza ¿se pondrá e estudiar griego otra vez? ¿Se dedicará a seguir fusilando el Berenguer Amenós?... y luego nos quejamos, claro.

Pero vamos a ver, ¿será que soy yo muy listo y he llegado a comprender –gracias a alguna inexplicable epifania iluminadora- que un profesor de griego tiene que saber griego porque la finalidad de la asignatura de griego es aprender griego? ¿Será que esta gente no se entera de nada en sus burocráticos chiribitiles y funcionarias excelsitudes? Si existiera un verdadero interés por la asignatura y la calidad del profesorado ¿no se debería exigir lo primero un buen conocimento de la materia a impartir? ¿O tan raro suena en este país de m....a en que vivimos la afirmación de que un profesor de griego debe saber griego? ¿Tan inútil consideran el griego estas camarillas que ya ni lo exigen en una oposición de griego?

Ahora que lo pienso ¿No será precisamente eso lo que quieren, hundir las lenguas clásicas en la educación secundaria? Fíjate que va ser eso, que van a ser ellos los listos y yo el tonto...

Que les den a todos.


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martes, 9 de febrero de 2010

¡ALIX EN HISPANIA!



Por fin se han decido a publicar en castellano la mejor serie gráfica sobre la Antigüedad. Todo un clásico de aventuras en el espectacular marco de la Grecia y Roma clásica.

¡No os la perdáis! :)

χαίρετε!

FICHA 132: VERBA IMPEDIMENTI


¿Ves que categoría da esto de poner los títulos en latín? ¡En este blog estamos que lo tiramos! Bueno, hoy toca repasar esos verbos que siempre nos están jorobando el día al impedirnos hacer las cosas que queremos, como ἀπαγορεύω (aor. ἀπεῖπον), εἴργω, ἐμποδών εἶναι, κωλύω.

Todos llevan una negación implícita (en la estructura profunda de la frase)

Te prohíbo que escribas = ¡Te prohíbo! ¡No escribas!

que en griego hay que indicar explicitamente,

ἀπαγορεύω σοι μὴ γράψαι = Ἀπαγορεύω σοι. Μὴ γράψῃς.

De nuevo, en griego la estructura es más lógica con su sentido profundo. Por supuesto, hemos cambiado el verbo por un infinitivo para convertirlo en un sustantivo (el objeto directo).

El médico prohibió al enfermo beber vino.
(= El medico lo prohíbe. No puedes beber vino)
ὁ ἰατρὸς ἀπεῖπον τῷ ἀσθενοῦντι μὴ οἶνον πίνειν.

El mal tiempo impedía que las plantas crecieran.
ὁ χειμὼν εἶργε τὰ φυτὰ μὴ βλαστάνειν.

Los embajadores negaron (= pusieron impedimentos al hecho de) que el tratado fuera legal.
οἱ πρέσβεις ἀντεῖπον μὴ νομίμως γεγονέναι τὰς συνθήκας.

Los griegos impiden que pasen los persas.
οἱ Ἑλληνες κωλύουσι τοὺς Πέρσας μὴ πορεύεσθαι.

Ahora bien, si estos verbos aparecen en una frase negativa o interrogativa (donde una respuesta negativa es posible), ya no hay negación implícita

¡No te prohíbo! ¡Escribe! = No te prohíbo escribir.

Aquí sería de esperar algo por el estilo de οὐκ ἀπαγορεύω σοι γράψαι, pero esto no les parece lo suficientemente expresivo y prefieren usar μὴ οὐ... como es de esperar con todo infinitivo con μή que depende de verbo negado.

οὐκ ἀπαγορεύω σοι μή οὐ γράψαι.

OJO, no confundas esta estructura con la que vimos en la FICHA 7 (o, tempora!). Allí es una negación reforzada οὐ μὴ γράψω. ¡ni de coña voy a escribir! y es οὐ μὴ y no μὴ οὐ.

Venga, ¿cómo dirías entonces?

El médico no prohibió al enfermo beber vino.

El mal tiempo no impedía que las plantas crecieran.

Los embajadores no negaron (= no pusieron impedimentos al hecho de) que el tratado fuera legal.

¡Justo! ¡Ya lo has pillado!

ὁ ἰατρὸς οὐκ ἀπεῖπον τῷ ἀσθενοῦντι μή οὐ οἶνον πίνειν.

ὁ χειμὼν οὐκ εἶργε τὰ φυτὰ μὴ οὐ βλαστάνειν.

οἱ πρέσβεις οὐκ ἀντεῖπον μὴ οὐ νομίμως γεγονέναι τὰς συνθήκας.

un ejemplo con frase interrogativa

τὶ ἐμποδὼν ἐστὶ μὴ οὐκ ἀνδρείως ἡμᾶς ἀποθανεῖν;
¿qué impide que muramos como hombres?


La exepción del verbo κωλύω.

Cuando niegues este verbo no uses μὴ οὐ.

Los griegos no impiden que pasen los persas.
οἱ Ἑλληνες οὐ κωλύουσι τοὺς Πέρσας πορεύεσθαι.
(no digas *οἱ Ἑλληνες οὐ κωλύουσι τοὺς Πέρσας μή οὐ πορεύεσθαι.)

Nada te impide decir eso.
οὐδέν σε κωλύει ταῦτα εἰπεῖν.

Como es castellano, vamos, que es de agreceder.


Ejercicios.

Unas sencillas frases para que las intentes decir en griego.

1- el profesor prohibe a los alumnos hablar en clase.
2- el profesor no prohibe a los alumnos hablar en clase.
3- ¿qué impide que los niños hablen en clase?
4- los soldados impiden (εἴργω) a los enemigos ir la ciudad.
5- nada impiden (εἴργω) a los enemigos ir la ciudad.
6- los niños impiden (κωλύω) comer a los padres.
7- los niños no impiden comer a los padres (excepción!)
8- la guerra impide castigar a los esclavos.
9- la guerra no impide castigar a los esclavos. (excepción!)

ἔρρωσο!!


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1. el profesor prohibe a los alumnos hablar en clase.
ὁ διδάσκαλος ἀπαγορεύει τοῖς μαθηταῖς μή ἐν τῷ σχολείῳ διαλέγεσθαι.

2. el profesor no prohibe a los alumnos hablar en clase.
ὁ διδάσκαλος οὐκ ἀπαγορεύει τοῖς μαθηταῖς μή οὐκ ἐν τῷ σχολείῳ διαλέγεσθαι.

3 ¿qué impide que los niños hablen en clase?
τὶ ἐμποδὼν ἐστὶ μὴ οὐ τοὺς μαθητὰς διαλέγεσθαι ἐν τῷ σχολείῳ;

4. los soldados impiden (εἴργω) a los enemigos ir la ciudad.
οἱ στρατιῶται τοὺς πολεμίους εἰργουσι μὴ πορεύεσθαι πρὸς τὴν πόλιν.

5. nada impide (εἴργω) a los enemigos ir la ciudad.
οὐδὲν τοὺς πολεμίους εἰργει μὴ οὐ πορεύεσθαι πρὸς τὴν πόλιν.

6. los niños impiden (κωλύω) comer a los padres.
οἰ παῖδες τοὺς γονεῖς κωλύουσι μὴ ἐσθίειν.

7.los niños no impiden comer a los padres (excepción!)
οἰ παῖδες τοὺς γονεῖς οὐ κωλύουσι ἐσθίειν.

8.la guerra impide que los atenienses castiguen a los esclavos.
ὁ πόλεμος κωλύει τοῦς Ἀθηναίους μὴ κολάζειν τοῦς δούλους.

la guerra no impide que los atenienses castiguen a los esclavos. (excepción!)
ὁ πόλεμος οὐ κωλύει τοῦς Ἀθηναίους κολάζειν τοῦς δούλους.